
Desafortunadamente, son pocas las personas que, a menudo, basan sus estudios en reflexionar acerca del fenómeno del hipertexto y de su despampanante repercusión en la sociedad de hoy. Dichos estudios están dedicados exclusivamente al desarrollo y potencialidad que éste puede adquirir, y ante todo, al uso primordial que un mero usuario puede desempeñar sobre él. Como vemos, es un instrumento que en la era digital se tiene de lo más asumido, sin embargo y, curiosamente, solemos desconocer su significado, y como ya mencioné, su tremenda potencialidad. Es por eso que deberíamos intentar hallar su razón de ser y los límites que desencadena en las relaciones sociales. Para ello, lo analizaremos desde una doble perspectiva.
Para no profundizar en vocablos sofisticados que pueden conducir a confusión, hablaré, en primer lugar, de un tipo de hipertexto de lo más tradicional, que basa sus funciones en crear el denominado “texto infinito”, a través de todo tipo de vínculos e hipervínculos que no pretenden tener fin, sino que por el contrario, ofrecen más y más información de forma incondicional. Como podemos apreciar en la red estas páginas repletas de hipertexto son de muy diversa índole (literaria, periodística…). La diferencia de este tipo de hipertexto tradicional frente al novedoso o “espontáneo” (que analizaremos a continuación) radica en la estructura y formalidad del texto en sí, ya que posee la típica estructura lineal y el esquema formal propio de todo texto correcto y escriturario. Como vemos, dicho texto convencional se ha sabido adaptar y amoldar a la nueva era telemática, dando así ejemplo aquellos que intentan superponer los soportes tradicionales (radio, periódico) por su supuesta implacabilidad a la hora de su redacción, al gran soporte digital, que casi siempre recibe connotaciones negativas al respecto. Lo más destacable de este fenómeno respecto al siguiente, se basa en las relaciones que emisor y receptor mantienen ante este tipo de hipertexto. Naturalmente hemos de aclarar que dichas relaciones son indirectas, pues nos basamos en el estudio de una información expuesta que puede ser respondida o no, por tanto, no podemos verificar su inmediatez.
Por consiguiente, el "hipertexto espontáneo" se va a caracterizar por el uso totalmente libre de la lengua y con ello analizaremos sus posibles consecuencias, tanto positivas como negativas. En cuanto a las primeras, no podemos negar la gran repercusión favorable que este suceso presenta, pues hemos de ser concientes de la enorme libertad que posee cada cual a la hora de escribir y de opinar, es precisamente a través de este fenómeno donde miles y miles de usuarios día a día manifiestan todo tipo de saberes, expresiones, comentarios, críticas… Por tanto, la democratización de la palabra ha desembocado, en cuestión de escasos años, en una red inmensa en la que se sumergen infinitas subredes sociales, en definitiva, Internet se ha transformado en una auténtica máquina de generar opinión pública. Tras estas inventivas, los aspectos negativos parecen que carecen de importancia y de valor, sin embargo, no hemos de subsanarlos, pues el no establecer límites en la red puede ataviar graves consecuencias, como por ejemplo: la publicación de páginas agravantes para la sociedad que no se rijan por un mínimo concepto ético y moral, la publicación de todo tipo de comentarios que puedan irremediablemente herir la sensibilidad a ciertos individuos, y por supuesto, no hemos de olvidar el mal uso de la lengua, ya no en chats y en foros en los que se admiten con flexibilidad varios registros, sino en páginas creadas por los propios usuarios que a menudo son visitadas por otros miles.
Analizando las dos perspectivas del hipertexto hemos podido observar cómo dicho fenómeno es digno de reflexionarlo y canalizarlo, pues no hay día que no hagamos uso de él. Potenciémoslo… pero correctamente.
Para no profundizar en vocablos sofisticados que pueden conducir a confusión, hablaré, en primer lugar, de un tipo de hipertexto de lo más tradicional, que basa sus funciones en crear el denominado “texto infinito”, a través de todo tipo de vínculos e hipervínculos que no pretenden tener fin, sino que por el contrario, ofrecen más y más información de forma incondicional. Como podemos apreciar en la red estas páginas repletas de hipertexto son de muy diversa índole (literaria, periodística…). La diferencia de este tipo de hipertexto tradicional frente al novedoso o “espontáneo” (que analizaremos a continuación) radica en la estructura y formalidad del texto en sí, ya que posee la típica estructura lineal y el esquema formal propio de todo texto correcto y escriturario. Como vemos, dicho texto convencional se ha sabido adaptar y amoldar a la nueva era telemática, dando así ejemplo aquellos que intentan superponer los soportes tradicionales (radio, periódico) por su supuesta implacabilidad a la hora de su redacción, al gran soporte digital, que casi siempre recibe connotaciones negativas al respecto. Lo más destacable de este fenómeno respecto al siguiente, se basa en las relaciones que emisor y receptor mantienen ante este tipo de hipertexto. Naturalmente hemos de aclarar que dichas relaciones son indirectas, pues nos basamos en el estudio de una información expuesta que puede ser respondida o no, por tanto, no podemos verificar su inmediatez.
Por consiguiente, el "hipertexto espontáneo" se va a caracterizar por el uso totalmente libre de la lengua y con ello analizaremos sus posibles consecuencias, tanto positivas como negativas. En cuanto a las primeras, no podemos negar la gran repercusión favorable que este suceso presenta, pues hemos de ser concientes de la enorme libertad que posee cada cual a la hora de escribir y de opinar, es precisamente a través de este fenómeno donde miles y miles de usuarios día a día manifiestan todo tipo de saberes, expresiones, comentarios, críticas… Por tanto, la democratización de la palabra ha desembocado, en cuestión de escasos años, en una red inmensa en la que se sumergen infinitas subredes sociales, en definitiva, Internet se ha transformado en una auténtica máquina de generar opinión pública. Tras estas inventivas, los aspectos negativos parecen que carecen de importancia y de valor, sin embargo, no hemos de subsanarlos, pues el no establecer límites en la red puede ataviar graves consecuencias, como por ejemplo: la publicación de páginas agravantes para la sociedad que no se rijan por un mínimo concepto ético y moral, la publicación de todo tipo de comentarios que puedan irremediablemente herir la sensibilidad a ciertos individuos, y por supuesto, no hemos de olvidar el mal uso de la lengua, ya no en chats y en foros en los que se admiten con flexibilidad varios registros, sino en páginas creadas por los propios usuarios que a menudo son visitadas por otros miles.
Analizando las dos perspectivas del hipertexto hemos podido observar cómo dicho fenómeno es digno de reflexionarlo y canalizarlo, pues no hay día que no hagamos uso de él. Potenciémoslo… pero correctamente.
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